El fútbol, deporte rey, pasión de multitudes, furor que suscita las mas encandiladas polémicas en torno al ir y venir de un balón en un campo donde 22 hombres pugnan estratégica y sistemáticamente por anotar un soberano gol.
Mi relación con el deporte mas importante de nuestro país (después del fulvaso) francamente esta signada por el desencuentro. Empezando por ese histórico interbarrios allá en 1993 en el Callao, torneo de menores en el cual, a falta de volantes, reclutaban a las figuras de la cuadra mas caletas, los nuevos valores, aquellos retoños que en el futuro harían las delicias de la hinchada con sus amagues, huachitas, sombreritos y toda esa garra criollísima que caracterizaba a la selección de Cubillas, Oblitas, Sotil, Rubiños, etc...
Para la convocatoria nada mas me llamaron y yo hice acto de presencia, y sentado en la banca imaginaba a la hinchada ovacionando mi nombre a voz en cuello, sin embargo en el cuello yo tenia los gumaros de corbata, ya que técnica no tenia, de físico carecía, pero ganas no me faltaban. De pronto el DT dijo: "José juegas tu!!!". Era hora de demostrar mi achicopalado poderío en lo que se convertiría en el comienzo de una carrera en ascenso .
Mi performance en el campo no pudo ser mas penosa. Tal vez pasaron cinco minutos y ya habia recibido dos huachitas , dos o tres amagues y un foul. El DT pide cambio. Era un tipo buena gente pero la hinchada no me quería mucho. Fin de mi carrera futbolística.
En un país donde los jugadores de fútbol son venerados como grandes estrellas de rock, si no mueves tu bola simplemente "tas en naa pe broerr". Superado el trauma el juego del balon se volvió un deporte completamente indiferente y hasta aburrido a mi modo de ver. Sin embargo nunca despotriqué de el ni lo repudie ya que, considerándola igual que a todas las demás disciplinas deportivas, esta también exige un esfuerzo físico y una preparación rigurosa para lograr una técnica impecable que embellece el trabajo en equipo.
Lo que a mi siempre me ha disgustado del fútbol no es el deporte en si, sino el comportamiento particular de algunos, no se cuantos, de sus hinchas; un comportamiento que atraviesa sin distinción el estatus socioeconómico, étnico o racial de sus correligionarios. Podemos hablar de cobradores de combi, pescadores, abogados, ingenieros, literatos, limosneros, congresistas, periodistas, etc, etc, etc... y sin embargo en todos ellos podemos percibir un patrón de conducta cavernario, producto de una ebullición animal de testosterona que en ciertos casos termina en violencia infundada como la que provocan las brutales barras bravas. Pero esta es una exageración con respecto al caso que a este escrito compete.
Un día del año pasado fui a almorzar con unos amigos después de clases a un restaurante a unas cuadras de la universidad. Era la época del esperadísimo torneo de la Champion Leage. Y sucede que las cafeterías del campus se ven asaltadas por la fanaticada del fútbol a la hora de la merienda haciendo realmente dificil conversar y almorzar cómodamente con los incesantes "uuuuffff" o el insufrible "GOOOOooooyeeee" al no concretarse el gol. Yo paso.
Esperando el pedido teníamos un televisor prendido y le prestábamos atención a un capitulo de Bob esponja. Casi al fnal del programa se sentaron en la mesa contigua cinco muchachos de la universidad dispuestos a almorzar. Hasta ahí todo chevere, todo pajita. Faltaban menos de cinco minutos para que acabe el programa y de pronto uno de ellos se levanta y con toda la concha, pana y elegancia que caracteriza a un comportamiento prepotente cambio de canal, al partido de la Champion que, ojo, aun no había comenzado. "oe broder estábamos viendo el otro canal" dijo mi pata Paulo. la respuesta fue cortante y contundente: "no broder, va a empezar el partido pe". No replicamos mas. Eran cinco y nosotros solo tres.
Deteste visceralmente ese comportamiento conchudo, tirano e irrespetuoso de esos tipos y de esa manera también repudio el comportamiento de los demás que como ellos no entienden y mucho menos toleran a los que sencillamente no están en su "onda". Definitivamente seria un golazo de media cancha si la paciencia se manifestara en el proceder de algunos de los apasionados hinchas del fútbol y poder así celebrar pacíficamente las diferencias.